02/10/2019

Locales

La CTEP comenzará a fabricar productos propios

Los trabajadores y trabajadoras de Mutan –Muebles Tandil-, una de las unidades productivas de la CTEP que funciona desde enero de 2017 en la fábrica recuperada Ronicevi, compartieron los detalles del trabajo de reparación de mobiliario escolar que vienen realizando hace casi tres años y anunciaron que próximamente comenzarán a fabricar productos propios.

Cabe recordar que el proyecto fue impulsado desde la organización en conjunto con los ex consejeros escolares Martín Keegan y Facundo La Banca, y rápidamente tuvo la aprobación y el acompañamiento del presidente del organismo comunal, Cristian Cisneros.

Se trata de una innovadora propuesta desarrollada a través de la economía popular y enmarcada en la línea del Movimiento Evita de transformar los subsidios y ayudas sociales en puestos genuinos de trabajo.

Actualmente, las tareas son llevadas adelante por Lucas Gelabert, Gabriel Cumar, Cristóbal Zamora, Sandra Casas, Carlos Pederzoli y Cecilia Frugones, quienes comentaron los detalles de la labor que vienen realizando y anticiparon que próximamente empezarán a fabricar productos propios para ofrecer a la comunidad de Tandil.

En primer lugar, Gelabert precisó que “Mutan es una cooperativa especializada en la reparación de mobiliario escolar, tarea que realizamos en articulación con el Consejo Escolar, que es el que nos da la orden para ir a buscar las mesas y las sillas a las escuelas, repararlas y volverlas a llevar. Si bien ésa fue la idea original de la cooperativa, en base a la experiencia que adquirimos en todo este tiempo en el manejo de las herramientas, ahora nos gustaría hacer además trabajos de herrería y carpintería en general”.



Según explicó, esto les permitirá “poder tener una continuidad en cuanto al dinero que ingresa a la cooperativa y a su vez generar nuevos puestos de trabajo. La idea es expandirnos para generar más fuentes laborales porque, como todos sabemos, la coyuntura no nos permite hacer mucho más de lo que estamos haciendo, como así también incluir a otros compañeros y compañeras que no tienen un trabajo estable”.

En ese sentido, planteó que “Tandil es ciudad cabecera en cuanto a lo turístico, pero lo que pocos saben es que la desocupación, sobre todo, en el sector juvenil, crece todos los días un poco más y qué mejor oportunidad en este contexto de crisis que fomentar el trabajo en cooperativismo que es algo muy lindo y así poder generar más empleo”.

Reinventarse

Por su parte, Frugones –quien forma parte del equipo desde los inicios del proyecto- contó que ya llevan miles de mesas y sillas reparadas y devueltas a distintas instituciones educativas de Tandil, María Ignacia Vela y Gardey. Contó que para ello tuvieron que formarse y aprender cómo realizar las distintas tareas que llevan adelante de lunes a viernes, de 8 a 12, en las instalaciones ubicadas en avenida Falucho al 900.

Consultados sobre cómo viven esta realidad de tener que reinventarse a diario en el trabajo, Cumar admitió que “hoy no te queda otra. Con el trabajo que hay, no te alcanza para nada y por eso es necesario ampliar el juego porque no llegás al 15, ni siquiera a fin de mes”.

En cuanto a los nuevos productos que aspiran fabricar, Casas contó que están “viendo qué diseñar, tenemos muchas ideas muy buenas, pero todavía estamos analizando qué vamos a hacer. Estamos viendo de hacer maceteros, carretillas de hierro, escaleras para macetas y muchas otras cosas que están buenísimas y que la gente compra, así que estamos tratando de ver la manera de salir al mercado con varias cosas. La idea está, las ganas también, así que es cuestión de definirlo”.

Seguidamente, Pederzoli destacó el trabajo de reciclado que llevan adelante mediante la reparación de mobiliario escolar. “La cooperativa en sí se basa en el reciclado. Desde el principio, estamos reciclando las sillas y las mesas que reparamos, que estuvieron tiradas en un galpón durante años”, resaltó.

Reconocieron luego que el hecho de trabajar para un organismo gubernamental implica que muchas veces se retrasen los pagos y no tengan para volver a comprar insumos. Por ese motivo también es que pensaron en comenzar a fabricar sus propios productos para tener otro ingreso. “Queremos hacer algo con lo que tenemos y con lo que sabemos hacer. Muchas de las sillas que vamos a buscar a las escuelas no sirven porque las ensamblamos y armamos de vuelta, pero muchos pedazos van quedando y los reutilizamos. Se han hecho parrillas, bancos de plaza, mesa con barra y banqueta, percheros y muchas otras cosas. La idea es tratar de reutilizar los materiales que tenemos mientras esperamos los pagos”, explicó.



En ese sentido, Gelabert puntualizó que “una de las cuestiones por las cuales nosotros decidimos ampliar el mercado es por el tema burocrático de los pagos porque si fuera por nuestro trabajo, somos los únicos que hacemos esto en la provincia, tendríamos que estar tapados de trabajo, que de hecho lo estamos porque mensualmente entregamos entre 4 y 5 aulas. La realidad es que la cooperativa tendría que basarse sólo en la reparación de mobiliario escolar, pero los tiempos de cobro nos hacen salir a hacer algo más para generar otro ingreso”.

Según recalcó Pederzoli, “un aula son 15 mesas y 30 sillas que estamos volviendo a poner en funcionamiento con un tercio de lo que vale un aula nueva, es decir, más allá del precio que se ahorra el Estado en muchos casos, el trabajo que estamos haciendo es volver a poner en valor bienes que son de todos. Estamos restaurando sillas y mesas que si no las restauramos las tiran y el Municipio se ahorra muchísima plata con nuestro trabajo. Es material que se volvió a poner en funcionamiento y eso es muy importante porque es plata de todos”.

Apostando a la inclusión

Por último, Gelabert destacó que “actualmente en la cooperativa trabajamos seis personas, entre ellas, Cristobal Zamora, quien es sordomudo. Además de fomentar el cooperativismo, apostamos a la inclusión porque no sé si se le puede llegar a hacer tan fácil encontrar trabajo en otro lado. Cristobal es el encargado de la herrería y ayuda a que los otros aprendan, así que estamos muy contentos con él”.

Finalmente, los trabajadores y trabajadoras de Mutan invitaron a toda la comunidad a conocer esta unidad productiva que funciona en las instalaciones de la fábrica recuperada Ronicevi, ubicada en Falucho al 900.

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