Por los caminos que este cronista transita a ritmo lerdo y con la curiosidad de un niño para conocer el trabajo de los obreros de la palabra en Tandil y la región aparece Fabio Alonso, un bohemio y autodidacta que se recuerda a sí mismo ingresando a través de un hechizo a este apasionante mundo de voces, silencios y canciones. “La palabra ´magia´ creo que se ajusta a lo que me sucede con este medio. La radio me deslumbró desde muy chico. Recuerdo estar sentado en el patio de mi casa alumbrado por una vela, escuchando La Rock and Pop una noche de verano porque las condiciones climáticas permitían que llegue esa señal. Me enloquecía el estilo de esa radio, la manera de presentar los temas, el formato en general”, narra con una voz que permite acceder fácilmente a su nostalgia, mientras sus manos amasan el barro que pronto le dará vida a un horno.

- ¿Qué otros programas recordás?

- También escuchaba un programa de Olavarría, los sábados a la tarde. Creo que se llamaba El Expreso. Además seguía un ciclo de una radio uruguaya, que me parece que se llamaba Musicalísimo. Tal vez teniendo en cuenta eso, por aquel tiempo la radio en Tandil toma otro color. Gustavo Chifflet empieza a hacer en la Fm de Radio Tandil, a mediados de los 80,  Claves y sonidos. Con él, los pibes de acá empezamos a escuchar rock nacional. Un buen día llegan al aire – recuerdo-  Jorge Bruno y Jorge Deliso, que destrozaron esa radio casi señorial, que hacían, entre otros, Teresita Zumpano y Arturo Morera, dos maestros. En mi memoria tengo presente a Bruno, que lanzó un concurso para que los chicos de las escuelas hagan su propio programa.

- Siempre decís que te las ingeniabas bien para copiar. ¿Esto te sirvió para aprender a trabajar en radio?

-  Sí.  Por aquel entonces, pasaba música, tenía algún equipo con micrófono y copiaba bien (risas). Entonces traté de imitar un programa que se llamaba FM Rea que hacían La Negra Vernaci y Lalo Mir. Lo presentamos en el concurso de Bruno un viernes por la tarde y gané, junto a otros amigos.  El premio creo que fue dinero. La entrega fue en Dionisios, a fines de 1986.

-  Y después empezás a ejercer el oficio.

-  Así es. Aproveché el lugar que dejó libre Walter Castro en FM, quien siguió en AM con Jorge Bruno, Adriana Facio, Helena Berestain y Jorge Deliso, entre otros. Ellos hacían Con mi firma.

- ¿Cómo fue tu primera salida desde el estudio?

- De mi debut al aire me acuerdo del calor insoportable que hacía y de mis nervios increíbles que jamás volví a experimentar.

- Más tarde seguiste ligado a la música, pero desde otro lugar.

-Era muy pibe. Siempre pasaba por Vereda musical. Y un día Moncho Techeiro, su propietario, me ofreció trabajo y acepté porque a mi laburo en la radio solo lo vivía como una bohemia. En mi reemplazo entró Walter Adamoli.

- ¿Es cierto que fuiste el primer locutor pirata?

-  (Risas) El bichito de la radio me había picado y quería volver. Un buen día entró a Vereda un señor muy misterioso que me propone grabar unos programas enlatados. Por aquellos años todo el mundo se preguntaba de quién era una emisora nueva en el dial. Muchos creían que se trataba de un emprendimiento del diario Nueva Era, que siempre había querido tener una radio. Pero no, era otro emprendedor que abrió FM Nueva, la primera radio ´trucha´ de la ciudad. El primero que trabajó ahí fui yo, por eso siempre me río diciendo que fui el primer locutor pirata en Tandil. Al principio esto ocasionó gran polémica, hasta hubo denuncias por la aparición de este medio. Más tarde surgieron hasta cinco radios alternativas.

- ¿Y luego regresaste a la “Radio madre”?

- Después volví como empleado a Radio Tandil e integrante de la productora de Jorge Deliso. Acompañé como locutor de turno junto a otros chicos como Claudio Andiarena,  Marcelo Toledo, Walter Adamoli a históricos de la radio como Horacio Angelillo, Olga Falón y el correntino Ricardo González.

Hacer radio desde un almacén

Tras su paso por LU 22, Alonso cambió una vez más de rubro por un tiempo, pero la pasión por la palabra lo hizo regresar al periodismo. “En 1992 dejé de trabajar en Radio Tandil y me fui a atender el almacén de mi viejo. Cuatro años más tarde no aguantaba más las ganas de hacer radio y me incorporo a FM Volver, en Villa Italia. Ahí me encargué de la primera mañana, de siete a ocho, pero con una producción increíble: me levantaba a las tres de la mañana a grabar y a editar los audios de TN. Fue un trabajo impresionante, que hice gratis, porque no tenía auspiciantes. Además producía noticias locales, haciendo notas desde el almacén. Trabajé muchísimo en esa etapa y me sirvió para aprender mucho. Entendí cómo se produce una noticia, algo que no es tan sencillo como puede parecer”, relata.

Su llegada a la televisión

En la crisis más grande de lo que va del siglo, toma la decisión de continuar su carrera en la pantalla chica. Su humildad le ayuda a formarse y se transforma en un referente de la los medios audiovisuales. “En el 2000 la situación se pone muy difícil. El país atraviesa un momento terrible. Y yo decido dejar el almacén. Tenía miedo de fundirlo. Por aquel entonces, Claudio Andiarena, muy generoso, me convoca para ocupar un lugar en Eco Tv. Estuve en reemplazo de Beatriz Leonardi. Así que de un día para otro me reencontré con el oficio de periodista. Fue muy difícil, pero debo reconocer, como decía antes, que soy buen imitador, así que hice un trabajo bastante austero, pero  serio. Cuando terminó esa etapa de informativo, se nos ocurrió junto a Claudio, Cecilia Corán y Petete Bruni hacer un programa desde Balneario del Sol. Se llamaba Eco Verano y fue muy visto. Después surge una vacante a la tarde para trabajar en el área de publicidad del canal. Ahí aprendí a editar de prepo. Fui aprendiendo a los ponchazos, con mucha intuición y voluntad. Con todo lo que había incorporado, después terminé conduciendo el noticiero central junto a Claudio Andiarena hasta el 2006. Cubrí, entre muchos acontecimientos, los cacerolazos, el suicidio de Matías Bello en el despacho del Intendente y el incendio en el Hospital. Pude vivir la noticia desde el lugar del notero y me encantó. Traté de contar de una manera muy sencilla, tratando de seguir siendo ese vecino de Villa Italia que se asombraba por un hecho fuera de lo común. Como soy muy intenso y aprendo mucho de muchas cosas un día me cansé y dije basta. Trabajé de varias cosas, por ejemplo aprendí a construir en barro y fui facilitador de permacultura en muchos lugares del país. Hace poco volví a la radio como operador, un oficio que no había ejercido, pero que se conecta con mis primeros años, cuando era DJ, cierra.

Sobre el autor de la nota

Esta nota fue realizada por Alejandro Latorre, Licenciado en Comunicación social que se desempeña en la Universidad Nacional del Centro desde 2005, tras haber trabajado en medios de Tandil y la región. Latorre documenta en un libro y en una radio las voces de los obreros de la palabra en el sudeste bonaerense para rendirles un homenaje este año, cuando se cumple un siglo de la primera transmisión radial de Los locos de la azotea, el grupo integrado por los pioneros Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica.