31/08/2020

Espectáculos

El Grupo Scout San Antonio de Padua cumple 40 años

El Grupo Scout de la Parroquia San Antonio de Padua cumple hoy 40 años de tarea ininterrumpida, en favor de la niñez y juventud de las familias de nuestra ciudad. Basados en los valores de la Promesa y Ley Scout, festeja su aniversario en un 2020 atípico, rememorando sus inicios, logros y momentos difíciles.

Sus comienzos

El 31 de agosto de 1980, el Padre Juan Tombolessi, Párroco de la ya nombrada Iglesia ubicada en la esquina de Saavedra y la avenida Marconi, fundó las bases de lo que hoy es un Grupo Scout reconocido en la ciudad de Tandil.

Sabemos que el Padre Juan (como le gustaba que lo llamaran), fundó previamente el Grupo Scout “Los Pioneros” en el poblado de Barker,y llegado a Tandil, uno de sus proyectos fue el de concretar un nuevo grupo de jóvenes como parte de la propuesta educativa de la Parroquia.

En ese contexto contactó a varios adultos para que ayudaran en la tarea de fundar un nuevo Grupo Scout. Así es que se le asignó a Liliana Barcella el manejo de la Manada, la rama que integró a niños de entre 7 a 11 años. Con tan solo 8 “lobatos”, Marcos Alzueta, Marcos Leonardi, Martín Leonardi, Mariano Méndez, Julio Missón, Luis Missón, Dario Porta, y Cristian López; los patios de la Comunidad Parroquial “Hogar de Varones”, vieron nacer y dar sus primeros pasos dicho grupo.

En sus comienzos las actividades se desarrollaban en los patios y en el despacho Parroquial, hasta que a mitad de los ‘80s y en virtud del crecimiento de su membresía se les brindaron otros espacios de la Parroquia como la cocina, aulas y el subsuelo, para que pudieran guardar sus elementos de trabajo y poder hacer sus actividades tan características.

Con el paso del tiempo el Grupo consiguió una sede propia, la cual fue construida de común acuerdo en un sector del terreno de la comunidad eclesiástica, para que pudieran tener un espacio más cómodo, seguro y propio, ya que a medida que avanzaron los años y las ramas pasaron a ser mixtas, el número de integrantes, jóvenes y dirigentes del mismo, no paró de crecer.

En 1996 comenzó la construcción del edificio, que comprendió la restauración de 2 espacios pre-existentes, destinados actualmente al área administrativa y baños, y la edificación de 6 salones, de los que uno se destinó a la cocina, uno a deposito general y los otros 4 a cada rama del grupo. La obra valió el esfuerzo que cada familia aportó para cumplir con el objetivo. Más de una rifa fue ofrecida a amigos y vecinos. Más de un locro se entregó y más de un repulgue encerró el relleno de las empanadas de carne para la acción benéfica.

Aquel espacio que hoy funciona en la esquina de Garibaldi y Saavedra, colindante con las piscinas públicas que cada verano reciben a cientos de personas para abatir el calor, se levantó gracias al esfuerzo de los dirigentes, jóvenes y sacerdotes.

Hoy los muros guardan el recuerdo de las familias que alzaron los cimientos, como los Pardini, Medina, Conforti, Minjolou y el Maestro Mayor de Obra, J. Méndez, que hicieron posible entre muchos otros el sueño para las generaciones futuras. 

Con brújula en mano

Entre ellos se caracterizan como un “grupo viajero”. Les encanta la idea de conocer otros lugares, aspirar a nuevos horizontes, ya que a través de los mismos se les brinda a cada niño y joven no sólo la oportunidad de conocer destinos que tal vez de otra manera nunca podrían conocer, sino que les abre la mirada a diferentes culturas y realidades, lo que alimentó sus espíritus aventureros a lo largo de estos cuarenta años de vida.



Si bien los primeros campamentos se hicieron en las sierras y estancias de Tandil, con mucho esfuerzo y luego de vender infinidad de rifas, en el año 1993 se montaron las mochilas de campaña y se dirigieron a Alta Gracia, Córdoba. La provincia mediterránea se convirtió en el primer destino más lejos. Con 80 personas, entre dirigentes, padres y chicos, el grupo emprendió viaje.

Desde allí la brújula jamás los abandonó, emprendiendo nuevos rumbos a ciudades y provincias desconocidas. Entre sus memorias se recuerdan el viaje a Viedma en 1994, a Sierra de la Ventana en 1999, a Córdoba nuevamente en 2002 y en 2004 la Comunidad Caminante y Rover viajó a Bariloche, San Martín de los Andes y Villa la Angostura. A la hoja de ruta recientemente se suman lugares como Mar Chiquita, Necochea, San Luis y Entre Ríos.

¡Siempre listos!

Está claro que las cuatro décadas fueron en su mayoría llenas de aventura y alegría. Pero más de una vez hubo angustias y momentos duros. Las situaciones externas, como los vaivenes económicos y sociales pusieron a prueba la fortaleza de esta gran familia.

Los salones han sido testigos de momentos no muy agradables, difíciles como cuando acudían “muy pocos chicos por rama, lo que es bastante doloroso”, aseguran desde la institución.  Tal vez la propuesta educativa no resultaba llamativa. Lo cierto es que hoy el número de aspirantes que acude es superado “con creces”, ya que en los últimos cinco años se han generado listas de espera por la demanda paulatina de interesados para ingresar al grupo.

Otra de las situaciones que ha obligado muchas veces a repensar los encuentros y viajes, ha sido la economía. Hoy en día, por más mínimo aporte, las familias abonan una mensualidad en calidad de cooperativa, para los distintos gastos que surgen, para el mantenimiento o la merienda tradicional, que comparten chicos y adolescentes luego de una tarde a puro movimiento. Cabe recordar que los dirigentes y demás colaboradores siempre ofrecieron sus servicios sin recibir un rédito económico. El amor a los niños y jóvenes es lo que hace que cada sábado vuelvan allí, los “dignifica”, y llena de satisfacción el saber que se está haciendo algo por el otro, por las familias y por un futuro mejor para todos.



Las cosas malas se olvidan cuando en la memoria renacen hechos que cada dirigente y educador guarda en su corazón. Cómo llevar a más de cien chicos de campamento, que se convirtió en un logro impresionante, “algo lindo de ver” cuando las más de 120 personas se sientan a comer.

Tal vez uno de sus hitos más importantes fue el participar del proyecto “La Bandera más Larga del Mundo” cuando estuvo en Tandil. 

O también que una de las insignias que caracteriza a la institución permanece colgada en la Base Marambio de la Antártida. Izar la bandera del grupo en cimas montañosas conocidas, como el cerro Lanín o el Tres Picos, se suman al orgullo del equipo.

Desde siempre la Asociación Civil contó con el apoyo constante de los sacerdotes de la Parroquia. Sobre todo estos últimos años, con el acompañamiento del padre Horacio Gómez y el padre Martin Bourdette, quienes acompañan incansablemente la labor del Grupo y lo apoyan en todos sus proyectos.

Actualmente el organismo integra a 150 personas, entre ellas 100 familias de las que año tras año se convirtieron en el pilar de la institución. Dentro del equipo existen un total de 20 personas que se dedican a la educación y otros 5 adultos que se encargan de la administración e infraestructura. Luego de cuatro décadas se llegó a completar cada rama que lo compone: Manada, Unidad Scout, Comunidad Caminante y Comunidad Rover.

Aniversario en pandemia

El 2020 se convirtió en un año atípico para todo el mundo, en especial para aquellos que les tocó conmemorar fechas importantes, los scouts de San Antonio a día de hoy tratan de seguir presentes a pesar de las adversidades.

Sobradas muestras de ello han dado los jóvenes de este Grupo, prestando su colaboración y apoyo a diferentes instituciones educativas de nuestra ciudad. Desde los primeros días ayudaron al armado de los bolsones de alimentos secos y de verduras, para la enorme cantidad de familias afectadas por la situación actual. Como también se organizaron diferentes campañas para colectas benéficas,  teniendo presente su “Siempre Listo”.

Desde el equipo de adultos se presentaron distintos proyectos para llevar a cabo una actividad que permita suplir el tiempo de ausencia y encierro, donde se les preguntó a los chicos de cada rama qué es lo que sugieren, y de qué manera poder asegurar una buena comunicación para que nadie se quede afuera.

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Si bien las reuniones estrechas están prohibidas, este 31 de Agosto el Grupo Scout San Antonio de Padua se unirá a través de un festejo virtual, rememorando las historias y las experiencias que estos cuarenta años dejaron atrás. Además durante toda la mitad del año restante se esperan otras formas de festejos y en la medida que la situación sanitaria mejore, algún día ansían volver a encontrarse.

Baden Powell (B-P) fundó el movimiento de scouts mundial, transmitiendo el mensaje de lo que era ser un verdadero explorador al servicio de la sociedad. Hoy los valores que enseñan los scouts siguen los lineamientos de B-P, buscando ser honestos, serviciales, promoviendo la tolerancia religiosa, el trabajo en equipo, la solidaridad y la empatía con el prójimo.

Un scout debe estar siempre listo. Aunque no haya fuerzas, aunque los pies estén con ampollas y las manos deterioradas. Dispuestos a dar una mano y no abandonar a nadie, porque como dijo alguna vez Baden Powell “Un scout debe hacer una buena acción a los demás por cortesía y buena voluntad sin aceptar recompensa alguna”.

 Escribe: Emiliano Pettovello Paladino.

 

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