Los oyentes apasionados coinciden en señalar que a los buenos programas de radio los hacen no solo aquellos locutores o periodistas con voces privilegiadas; sino, sobre todo, personas que son capaces de cultivar el buen humor en equipos de trabajo. Bernardo Paredes es un obrero de la palabra que ni bien el cartel de aire se pone en rojo puede narrar de manera ordenada todas las noticias del día con los verbos y adjetivos justos; agregar otros, si el operador se lo pide; hacer entretenida una entrevista al número 16 de un equipo de fútbol chacarero casi perdido en el olvido o realizar las tres preguntas más importantes al Gobernador; siempre sin descuidar la especialidad que la Universidad no necesitó enseñarle por ser un don propio heredado vaya a saber el lector de quién: generar el clima propicio para que sus compañeros trabajen, jueguen, con alegría.

Cuando el autor de esta columna que intenta rendir homenaje a esos imprescindibles del micrófono en el centenario de la caja mágica en Argentina le pidió una nota sobre su trayectoria, diez minutos después encontró como respuesta: “listo, amigo. Ya te la envié”. La simpleza y  el compañerismo puestos al servicio de una noble profesión.        

Este es su testimonio:

Mi pasión con la radio comenzó de chico, ya que siempre me gustaba escuchar programas locales y también todos los vinculados con el deporte. Después de recibirme de Periodista Deportivo, empecé en Radio Pasión, siendo parte de un ciclo radial que se dedicaba a cubrir y analizar el fútbol de la ciudad.

A partir de allí fui cultivando el amor por la radio. Estuve más de un año en FM Tandil, cuando Javier Pianta estaba al frente de la emisora. En ese lugar tenía una columna de deportes pero también me fui soltando para empezar a animarme a cubrir otros espacios. Las elecciones de 2003 fueron un paso para comenzar a involucrarme con el periodismo y la cobertura de lo que sucedía en la Municipalidad o el HCD, por ejemplo.

Más tarde, tuvo un paso por Radio Urbana, donde hicimos un hermoso programa de fútbol que iba todos los mediodías. Daniel Pérez, Botija Fernández, Juan Casero y Guido Cicopiedi fueron de suma importancia para consolidar un buen producto.

Un tiempo después tuve un breve paso por AM 1180 para luego recalar en AM 1560 en donde me encuentro hace más de diez años. Desde deportes, programas de interés general, móviles y otras cosas me llevaron a tratar de ser un profesional un poco más completo.

Las transmisiones de fútbol, como comentarista, fue lo que más he disfrutado. Poder contarle a la gente las acciones de un partido, que en la mayoría de los casos no podían ver, me motivaba a buscar la mayor claridad posible y emoción para esa persona que del otro lado, a través de nuestras voces, se imaginaba el partido.

En la radio siempre trate de ser la misma persona que habitualmente soy en la vida. Intento ser claro y honesto para que el mensaje pueda llegar. Hay que ser muy cuidadoso del vocabulario y las formas en las que nos comunicamos e informamos, en tiempos en donde me parece que falta mucha comunicación.

En momentos como el actual, donde la gente tiene muchos medios, es clave tratar de llegar a la comunidad con un mensaje de aliento y optimismo. Desde nuestro lugar de informar y muchas veces acompañar a familias, que nos escuchan en sus casas, debemos saber utilizar esa magia que nos da la radio. Sin dudas, el medio de comunicación más lindo y que llega de una manera muy especial a la sociedad.

El artículo fue producido por Alejandro Latorre, autor del libro Recuerdos de una caja mágica; homenaje a los obreros de la palabra en el centenario de la radio.