El Movimiento Activista Animal elaboró una carta, dirigida a la comunidad de Tandil, donde cuestiona la reforma de la ordenanza municipal N.º 7.028 para la preservación de la vida animal.

En la misiva afirman:

Que el control poblacional de las especies caninas y felinas es un asunto de salud pública y, por ende, un derecho cuyo cumplimiento es responsabilidad – indelegable e intransferible – del Estado en todas sus instancias. Por caso, y en lo que a la Pcia. de Bs. As. respecta, existe una ley vigente, la N.º 13.879/08, piedra angular para llevar adelante el control poblacional de la fauna urbana doméstica en el territorio de los 135 municipios.

Que el derecho a la salud y a un ambiente sano, debe estar por encima de cualquier otro que responda a intereses corporativos o de particulares, que nada tienen que ver con el diseño de políticas públicas sólidas, para afrontar el paradigma actual respecto de la fauna urbana doméstica.

Que habida cuenta de los antecedentes de superpoblación canina y felina en la totalidad del Partido de Tandil (reconocido en la propia norma reciente), todo instrumento ordenador que presuma cambiar el paradigma reinante, no debe dar lugar a metas difusas y objetivos poco convincentes, si el propósito genuino es cambiar una realidad enquistada por varios lustros – hablamos de las metas de castraciones masivas vs el presupuesto aprobado para tal fin, mostrando inconsistencia de base, por citar solo uno de varios ejemplos.

Que se insiste con instrumentos de corte bienestarista – apoyados sobre la “tenencia responsable” – poniendo a la comuna en la misma línea de responsabilidades que el propio Estado, desconociendo el contrato social plasmado en nuestra Constitución Nacional. Al mismo tiempo que se antepone la falsa solución represiva y punitoria, por sobre el control ético y no eutanásico de las especies caninas y felinas.

Considerando lo expuesto, advertimos respecto al estado de desprotección al que se somete a la comuna partiendo de instrumentos carentes de voluntad política de cumplimiento. Es de esperar que, frente a un momento crítico por el que atraviesa la población – en materia no solo de la actual pandemia, sino también de la rabia y de cualquier otra enfermedad transmisible de canes y felinos hacia las personas humanas – la problemática de la superpoblación de estas especies se profundice, bajo la simulación de protección. Exijamos a partir de nuestros derechos, comprendiendo que, sin un Estado presente, problemáticas de este orden navegan en un mar de falsas soluciones.