05/10/2021
La cadena de producción porcina está en un ciclo de crecimiento sostenido. Aunque el dato es alentador, buscan evitar efectos indeseados. El proyecto de ordenanza articula tres ejes fundamentales: salud pública, información a los consumidores y sostener la calidad de los productos asociados con la marca Tandil.
La necesidad de una norma integral surge a raíz del crecimiento vertiginoso en los últimos años en la radicación de criaderos de cerdos, en sintonía con la consolidación y crecimiento del sector industrial, especialmente dado en el desposte de cortes frescos y la elaboración de chacinados y embutidos.
La cadena de producción porcina se ha convertido en el sector más dinámico del rubro agroalimenticio de la región y las inversiones se han dado de manera continua y con tendencia creciente, en los sectores primario e industrial.
Parte de esta realidad se ve reflejada en la creación de un clúster productivo y en experiencias de trabajo asociativo dentro del sector privado, pero también existe una articulación con el sector público a través del Municipio de Tandil, la Universidad Nacional del Centro, los colegios de profesionales, las cámaras e instituciones específicas. Ese ecosistema se ha convertido en un ámbito participativo para la creación de políticas de Estado que impacten para bien en el sector, incluso con alcances de características regionales.
Cuidar la marca
Los productos generados en esta cadena son percibidos por los consumidores como de calidad diferencial asociada al origen, explica la concejala Juana Echezarreta, referente además del sector productivo porcino.
Un ejemplo de ello es la obtención de la Denominación de Origen del Salame de Tandil, pionera en la protección de un producto elaborado en el país.
Si bien el crecimiento sostenido de la cadena de producción porcina es un caso de éxito, por su propia aceleración se detectan aspectos que pueden atentar contra su propia dinámica y el prestigio de los productos que surgen de ella.
Necesitamos dar respuesta a esas problemáticas, como el caso de enfermedades zoonóticas, para reducir su impacto negativo, ejemplificó Echezarreta.
Por eso el texto de la ordenanza refleja la necesidad de ejercer un mayor control en el ingreso de productos alimenticios, a fin de detectar los que no reúnen las condiciones higiénicas y sanitarias previstas en el Código Alimentario Argentino.
Por supuesto, ya existe legislación municipal relacionada con el tema. La Ordenanza 7115 implementa el Plan de Lucha contra la Triquinosis; la ordenanza 7715 convalida el convenio de colaboración recíproca con el Círculo de Veterinarios para el diagnóstico y control de la triquinosis y la ordenanza 13426 establece un acuerdo con la Facultad de Ciencias Veterinarias para el fomento de la producción porcina. Y hay legislación provincial a través de la Ley 10.510 y su decreto reglamentario 4933 que establece un marco con tipos de producción primaria, procesos de habilitación, prohibiciones, control de enfermedades y sanciones.
Aun así, es necesario dar un marco regulatorio más amplio que incluya nuevas necesidades y demandas de la cadena porcina que han surgido a la luz de esta explosión de crecimiento y necesitan ser atendidas, sostiene la concejala Marcela Vairo.
Salud pública, consumidores y calidad
Con esas tres premisas en mente se desarrolló el texto de la norma, que se encuentra en la comisión de Producción, Trabajo y Medio Ambiente -presidida por María Haydeé Condino- en estado avanzado y próximo a su tratamiento.
Los puntos principales pueden expresarse de forma sucinta:
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
6 de marzo de 2024 08:03:00
19 de marzo de 2024 11:03:00