En el marco del 41° aniversario de la Gesta de Malvinas, se inauguró un mural en homenaje a Mortero, el perro del Regimiento de Infantería (hoy Mecanizado) Nº 8 que viajó a Malvinas y volvió como prisionero de guerra.

La obra  de los artistas Gonzalo Matías Llanos y Camila Calderón se encuentra ubicada sobre la calle Dagnac a pocos metros de la Plaza “2 de abril”

El veterano de guerra Héctor Murúa presentó la historia del can que viajó a Malvinas durante el conflicto bélico.

“Mortero era la mascota de nuestro cuartel y su dueño era el cabo primero Funes” relató el VGM Murúa .

“Al momento de embarcar en un avión Hércules con destino a las Islas, poco después de levantar vuelo, hizo su aparición el animal en pleno viaje, por lo que "no quedaba opción que llevarlo a Malvinas"

Mortero vivió en el Cuartel, era un perro callejero, cruza de ovejero alemán. Llegó a Puerto Argentino y tuvo la experiencia de viajar en helicóptero  y lo recordó como "un perro muy compañero de los soldados".

El perro la despedía a todo los componentes de la patrulla de vuelo “Gato y Mancha”, cada vez que salían y los esperaba a su regreso”.

“Cuando comenzaron los bombardeos el ladraba antes que algo sucediera; era nuestra alerta temprana. En los bombardeos se metía en alguna trinchera; o cuando ladraba mirando hacia el cerro, seguramente se acercaban helicópteros”.

Entre las anécdotas, Murúa contó  que “el 16 de mayo de 1982, tras un bombardeo feroz de los ingleses en la posición que ocupaban, "y cuando empiezan a ver quiénes faltaban, solo faltaban Mortero y el soldado Simón Antieco. Luego de buscarlos, encontraron a Mortero, tirado sobre Antieco, que tenía una herida en el abdomen y el perro le estuvo dando calor durante 3 horas. Lamentablemente, Antieco, se nos fue".

“Cuando los soldados argentinos fueron trasladados prisioneros  en el buque Northland, el capitán del barco quiso impedir el embarco de "Mortero".

El cabo primero Funes, quien se había convertido en el dueño de Mortero, junto a otro soldado, lograron convencer al capitán inglés de permitir que el animal viaje con ellos. "Les dijo que al menor problema que ocasione el perro, iban a ser lanzados al agua, él y su dueño. Para empezar, Mortero orinó la alfombra del buque", recordó.

Al momento de desembarcar, Mortero volvió a orinan la pierna al capitán inglés que no quería dejarlo subir con las tropas argentinas. "Esa es la historia de Mortero y queríamos recordarlo en este mural", concluyó.